viernes, 18 de julio de 2008

El chico 10 (3ra parte)

(de un mail envíado a JR el 2 de agosto de 2004 desde Dresden)


Y ahí sucedió la magia. No sé quién fue primero, pero nuestras manos se acercaron. Y ya no era un simple gesto. Se fueron agarrando más fuerte. Nos miramos, nuestras caras se acercaron. Se tocaron nuestras narices, nuestros labios se rozaron. Aunque nuestras posiciones eran algo incómodas, yo sentado, él parado de costado. Entonces giré, y al final me paré. Y nos besamos muy tiernamente. Y nos abrazamos con mucha fuerza.

¡Ay JR, que momento! ¡Como no hay dos en la vida! Y así estuvimos: acariciándonos, besándonos, abrazándonos. Todo de una manera tan suave, tan delicada, tan erótica, como jamás en la vida me sucedió con un hombre, y creo que tampoco con una mujer (me es muy difícil ahora comparar esto con mi historia con Lara, que también fue muy romántica). No recuerdo el tema musical del instante en que comenzamos, pero al rato pusieron "Dancing Queen" de ABBA. Y nos miramos con Heiko, nos sonreímos, y bailamos muy agarraditos y lentamente. Casi la escena ideal de una película gay (aunque nunca haya visto una, las imagino así).

Y seguimos así juntos como una hora creo. La verdad que perdí la noción del tiempo y del lugar. Me olvidé que Frédéric y el otro estaban ahí. El instante era tan maravilloso que no sabía cómo seguir. Le dije en un momento al oído si quería venir a mi departamento, pero con la duda de si eso cortaría la magia. Me dijo algo que no entendí, pero que interpreté como que no podía. Entonces decidí seguir agarrado a él y aprovechar ese instante lo más posible. Que solamente eso me habría alcanzado.

Pero en algún momento tuvimos que irnos. Frédéric y su amigo nos miraron con cara de "¡que pillines que sois!". Fréd daba por descontado que nos íbamos juntos. Y ahí entendí lo que había dicho Heiko cuando lo invité: que su cepillo de dientes estaba en la casa de Frédéric. Y ahí Fred le dijo "¿¡pero lavarte los dientes!? mah andá con Alejandro y listo, ¿qué va a pasar si no te lavás los dientes?".

Fréd y su amigo se quedaron un rato más en el bar. Así que con Heiko nos fuimos juntos. ¡Que felicidad JR! Y fuimos de la mano, besándonos por la calle, y no me importó que nos vieran todos. Es cierto que eran las 3 de la mañana y ya no quedaba mucha gente, pero a algunos nos cruzamos.

Y en mi casa la magia continuó, llegando a dimensiones que nunca soñé. Es que todo fue muy lento, nos desvestimos muy muy lentamente...

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Buenas Alejandro,

que gracia reencontrarte y que manera!!! Me encanta el blog que has hecho y los textos que has escrito!!! Leyendo tus textos me he acordado de los tiempos en Dresden, lo pasamos bien no? Todavia me acuerdo de la excursion en Sächsische Schweiz, donde andamos bastantes horas, dormimos en una mini cueva y diria que tuvimos agujetas un par de dias... Bueno, a ver si sigo visitandote y espero poder vernos algun dia, esta vez en Buenos Aires!!!

Maestruli dijo...

¡Hola Amadeu!

¡Qué sorpresa tan buena de leerte! ¿Cómo no recordar nuestros tiempos en Dresden, y esa excursión por la Sächsische Schweiz? (mierda, qué difícil de escribir ese lugar, pero ¡qué bonito!). Me has dado la idea de escribir sobre ese viaje, las peripecias que hemos pasado, cómo casi nos morimos de sed ;-)

Me alegro que te guste el blog, quizás es una manera de acercarnos. Y por supuesto que sigues invitadísimo a Buenos Aires.

¡Un abrazo muy grande!

Anónimo dijo...

ay! era lo que me esperaba... tú eres peor de romántico que yo... toy frita! si sigo leyéndote voy a sufriiiiirrrr... y por qué no resultó!! ah???!!! POR QUÉEEE...

(ya, ya sé, soy la neurósis con patas.)

Maestruli dijo...

Jajaja Pal! No sufras de antemano, ya estoy anestesiado contra el romanticismo. Y a pesar que esta historia tuvo sus turbulencias luego, sigo guardando un buen recuerdo de ella. No te pongas ansiosa! Jaja