martes, 29 de julio de 2008

Paulita


Paulita era la prima de mamá. Que no confunda el diminutivo, las primas se llevaban 20 años. Paulita vivía en la Plata y murió no hace mucho luego de apagarse en un geriátrico durante 10 años. Mamá la iba a visitar de vez en cuando, y hacia el final cada vez menos. El viaje a La Plata era muy largo y cansador, y el triste espectáculo la deprimía: Paulita ya ni la reconocía. Yo no la visité nunca en el geriátrico. Siempre tuve la intención de hacerlo, y al mismo tiempo sabía con certeza que nunca lo haría.

Paulita estaba llena de recuerdos. Eso era lo que me atraía de ella. Y no recuerdos cualquiera, eran recuerdos intensos, guardados con inteligencia. Tuvo una vida muy feliz, incluso llevaba su viudez con altura. Lamentablemente la muerte de su hija fue un golpe duro, no se lo merecía. De no ser por eso probablemente su ocaso habría sido menos triste.

De las pocas veces que la visité en La Plata, yo niño, me quedaron imágenes muy persistentes. Tenía una casa muy grande, con habitaciones y baños que se comunicaban entre sí. Había muebles antiguos traídos de un viaje a Europa que para mí tenía ribetes míticos. Me hacía sonreír al decir que jugaba a las cartas con las "chicas", un grupo de señoras que eran abuelas como ella desde hace varios años.

Paulita nos vino a visitar por última vez para el cumpleaños de 15 de mi hermana y se quedó un par de días (en esa época yo estrenaba el piano). También mis primas de Rosario se habían quedado. Charlábamos todos en el comedor con la pachorra del día después de la fiesta. Mucha gente en casa. El sol invernal también invitaba a charlar en el comedor.

Los viejos hablan de tiempos remotos, esa es su costumbre y Paulita no iba a ser la excepción. Pero a ella era un placer escucharla. Le hablaba a mamá sobre la casa de mis abuelos con una sonrisa en la boca. (Esa casa fue demolida luego de la muerte de mis abuelos para construir en su terreno un gran edificio. Curiosamente en uno de esos departamentos yo pasé mis primeros meses de vida).

Hablando sobre esa casa, en algún momento Paulita entrecerró sus ojos. Y con un cálido énfasis dijo "tengo presente en mi cabeza cada habitación, cada rincón de esa casa, como si los estuviera viendo ahora mismo".

Y sí, en ese momento supe que esa casa, que ya no existía en Olivos, existía dentro de Paula. No recuerdo mucho más de esa charla. Yo tampoco le pregunté. Pero intuí todo un universo de recuerdos, de viajes, de caricias, de besos, de dolores, de casas visitadas, todo dentro de Paula.

Eso era lo que yo habría querido descubrir de haberla visitado en el geriátrico, aunque sea una ínfima parte de ese mundo. Pero comprendí en aquel momento invernal que esas imágenes nítidas dentro de Paulita eran intransferibles. Y viendo su cara arrugada supe que esos recuerdos serían devorados por los gusanos.

(el grueso de este texto fue escrito el 10 de enero de 2006)

17 comentarios:

pixie5th dijo...

m. este es el más lindo de tus posts... al menos para mí
el más dulce... y sobre todo el más fluido.
como si hubieras desconectado tu racionalidad, que reaparece tensa con un "Pero comprendí..."
hasta ahí era delicioso, más allá de la tristeza.
comprendés?
;)
tu amiga

pixie5th dijo...

M. volví
xq qría aclarate q lo anterior -en mi síntética versión de sensaciones- no era expresión de crítica... sino de duda...
porqué ese remate...
porqué no quedarse con "Eso era lo que yo habría querido descubrir de haberla visitado en el geriátrico, aunque sea una ínfima parte de ese mundo." lindo, abierto y ya entendido d q no fuiste y se murió
... pero vos me tirate los gusanos
por qué?
la rubia tarada

Maestruli dijo...

Pixie, gracias por el elogio. Quizás hace dos años escribía mejor que ahora ;-)

Respecto a tus preguntas podría contestarte con otro post, ya que es una discusión muy profunda. Quise transmitir una sensación melancólica, por un lado saber que existían recuerdos felices y luminosos, y al mismo tiempo saber que esos recuerdos morirían con el cuerpo.

Sin duda tiene que ver con el anhelo de inmortalidad, de perdurar. Y creo que este blog surge por esos motivos, al menos de mi parte. Y pienso que al menos escribir y dedicarle esto a Paulita es una manera de que ella también perdure.

Anónimo dijo...

Hermoso ese Ale que cuenta me cautiva, me hace leerlo y me hace como Paulita crear y asi poder pasear por un universo calido lleno de sensaciones, me hace vivir historias...
Siempre te dije que me gusta leerte ahi donde te encuentro y donde nos encontramos y compartimos. Besote grande Shai

Maestruli dijo...

¡Gracias Shai por los halagos!

Eso intento, transcribir sensaciones, contar historias, y que vos y la gente puedan revivirlas, o al menos que se les despierten recuerdos propios.

(ay, qué cursi me estoy poniendo, jaja)

Rosarioso dijo...

Un poco patético el final... pero la vida es así, un poco patética...

Así que tenés primas en Rosario?

Gracias por pasarte por mi blog. No calificaría tu blog como dijiste en el mío que era el tuyo (me da verguencita decirlo)... por lo que vi el tuyo es literario.

Saludos

Tontin dijo...

Va tomando forma tu bloG! Buenísimo. El post hubiese sido perfecto si no hubiese sido por el final, extremadamente abrupto y con un estilo contrapuesto. No intentes dar una leccion de sabiduría existencialista, el recorrido iba muy amable en el relato, fue como un golpe bajo. Bueno, dije que el post era casi perfecto... bueno, para los amigos es perfecto ok? Besos!

Maestruli dijo...

Rosarioso, gracias por pasarte! Sí, ese final es patético, quizás quise ser efectista.

Sí, tengo unas primas por Rosario, pero que hace casi 20 años que no veo. De chicos nos llevábamos muy bien.

Ahora en cuando a calificar a mi blog de puto, no tengas vergüencita, basta que leas un post más abajo y la saga anterior ;-)

Maestruli dijo...

Gracias Tontín por el "casi" elogio. Viste? Es que si escribo perfecto de entrada la gente me exigirá demasiado luego, jeje.

No sos el único en marcarlo, veo que este final causa polémica, que es un golpe bajo. Pensé en ese efecto, pero es lo que pienso de la vida y los recuerdos, cualquier intento por perdurar es vano.

Del polvo venimos y al polvo vamos, sea esa una verdad bíblica o chabacana.

Anónimo dijo...

¿Es que hay que hacer comentarios de texto con tu blog como en Primaria?
Yo con tal de que no vuelvas a los restaurantes como la guía Michelín... tan contenta con lo que escribes, oye.
Salud,

(hummm... ¿y ahora cómo firmo...?)

Anónimo dijo...

Hola...
Me uno al club de a los que les gustó el recuerdo de tus recuerdos, con "polémica" incluída.
Cuídate,
Ángel
P.D.- También coincido con Sonia en lo del puzzle...

Maestruli dijo...

Jajaja, "anónima primera", OK, quizás te salvás hasta octubre antes de que continúe con mi guía de restaurantes en París. Eso sí, si vas allá de viaje, después no me preguntés a dónde ir a comer ;-)

Aguzá el ingenio e inventáte un buen nickname.

Maestruli dijo...

¡Hola Ángel! ¡Tanto tiempo! Bienvenido a este rincón. ¿Seguís en la Elbflorentz? A veces estoy vago para escribir mails, pero haré el esfuerzo, así nos contamos lo que ha sido de nuestras vidas en este tiempo.

¡Un abrazo!

Anónimo dijo...

A mí me gusta pensar que todas las Paulitas existen (para siempre) en otro punto del espacio-tiempo. Besote.

Maestruli dijo...

Qué comentario tan relativista Crimson (por lo del espacio tiempo). A mí también me gustaría creer que existe ese punto, pero mi razón me dice que no. Igual creo que las Paulitas siguen existiendo esparcidas en las mentes de los que las conocieron. Cada vez que las recordamos las revivimos.

Anónimo dijo...

Mon chou,
Finalmente tomé coraje para comentar en tu blog, y en parte se lo debo a tu historia acerca de Paulita...te felicito,ahora cibernéticamente, por tu escritura.
Acerca del polémico final, aunque no lo creas me gustó...rompe con el compás del relato y lo remata de forma casi atonal.
Sólo tené en cuenta que hay partes de nosotros que ningún gusano puede comer, como la huella que Paulita dejó en vos...
Un gran beso,

Ta Loulou

Maestruli dijo...

¡Ma chère Loulou!

¡Qué alegría ver tu comentario! Gracias por el cumplido y me alegro que te haya gustado el texto.

Lo que decís puede ser cierto. Yo también tengo la esperanza de que pervivimos un poco en los demás.