lunes, 15 de marzo de 2010

indagar, transitar, deconstruir, convocar,...

Me tienen bastante harto esas palabrejas, que el mundillo teatral usa y abusa todo el tiempo. Hablen como la gente, ¡che!

viernes, 5 de marzo de 2010

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"It wasn't always easy. It wasn't always fun. But it was always worth it."


Esa frase la escuché en Six Feet Under, una serie americana que estoy viendo en estos momentos. Voy por la quinta y última temporada. Y luego de haberme devorado algunas temporadas en poquísimos días, ahora voy espaciando cada capítulo lo más posible porque no quiero que termine. Es como leer una excelente novela: quedan pocas páginas, quiero saber como terminará, pero al mismo tiempo me angustia saber que esa última página cerrará algo para siempre. Podré releerla (en realidad jamás releí una novela), pero la sensación primera, de sorpresa, de lo inesperado, nunca volverá. Como una muerte.

Y justo esta serie trata sobre la muerte. Y evidentemente sobre su opuesto complementario: la vida. Sobre la familia. Sobre el amor. No diré cosas originales, se escribió mucho sobre esta serie. Pero a mí me llega directo al corazón (expresión luismiguelesca), corazón que tenía bastante congelado ultimamente.

En particular esa frase que cito, la dice una persona en el funeral de su pareja. Y habla sobre el balance de esa relación de amor. Que evidentemente toda relación tiene sus momentos difíciles. No siempre es fácil, no siempre es divertido. Pero lo rescatable, lo intenso, es saber que esos momentos amargos valen la pena porque hay alguien que nos acompaña, que pasada la tormenta, vendrán días de sol, momentos de felicidad intensa y plena, de risas, momentos eternos en su intensidad que parecen incluso desafiar a la muerte.

Y yo, que cada vez me siento más un solitario empedernido, esa frase, esa historia en ese capítulo, toda esa serie, me conmueven hasta el tuétano. Me hacen desear poder vivir algo así, algo que aunque sea se le parezca. Eso simplemente, una historia que valga la pena. Pero no quiero victimizarme, echarle la culpa a los otros, a la falta de compromiso, a las épocas modernas. Porque sé que también es mi responsabilidad. Sé que soy cobarde, que ante la mínima pena salgo corriendo. Quizás porque las pocas veces que me arriesgué, que sentí algo que creí amor, todo se mezcló con un sufrimiento atroz. Y entonces uno no sabe hasta dónde "vale la pena".

Es quizás lo único que me mantiene en pie, a la expectativa, que podría realmente sorprenderme en esta vida: saber si algún día viviré eso, saber si algún día podré decir esa frase desde el fondo de mi corazón pensando en alguien de carne y hueso.