viernes, 12 de diciembre de 2008

El niño mentiroso

El niño mayor tiene 5 o 6 años. ¿El niño menor 3 o 4? Las edades no las sabemos exactamente. Lo que sí sabemos es que al niño mayor le encanta jugar en la playa, en la arena; treparse a los médanos (que a su edad le parecen montañas), meterse por los tamarindos*. Los huecos y pasillos que se forman entre esas plantas lo fascinan, le dan vértigo. Le gusta esconderse allí, descubrir lugares inaccesibles a los adultos. Quizás por la poca gente, por la sensación de soledad del lugar, sus padres lo dejan explorar esas zonas sin restricciones ni preocupaciones.

El niño mayor conoció al menor en ese verano. A pesar de la diferencia de edades juegan juntos, se entienden bien. Sin embargo el niño menor está constantemente al lado de su madre, siempre juegan juntos bajo la mirada de esa mujer. El niño mayor disfrutaba el juego en compañía, sin embargo se aburre de estar siempre bajo el sol y esa mirada. Siente unas ganas terribles de meterse en esos recovecos. Él quiere compartir ese mundo oculto con el niño menor.

En un instante de distracción de la madre (porque él ya intuye algo), el niño mayor le propone al menor ir a jugar entre los tamarindos, que él le mostrará sus misterios, que es un juego realmente divertido y apasionante. El niño menor se siente inquieto. Le termina confesando con cierta vergüenza que su madre no lo deja ir a jugar a los tamarindos, que le dijo que es peligroso.

Entonces el niño mayor con picardía y soberbia, con la autoridad que siente por su edad, dice al oído del menor: "No pasa nada, mentile a tu mamá, no le digas que vamos a los tamarindos. No se va a dar cuenta". Y aquí no se sabe si es un error del niño menor, su miedo, o su inocencia, que finalmente le dice a su madre: "mamá, me voy a jugar con mi amigo, pero no vamos a los tamarindos". La madre comprende inmediatamente. Y mientras mira de reojo al niño mayor, con desprecio, dice en voz alta e imperativa a su hijo: "dejá, no juegues más con él, vos no te tenés que juntar con chicos mentirosos".

El niño mayor se queda helado. Esas palabras, la mirada juzgadora de esa mujer. La vergüenza que siente, no la volverá a sentir jamás. Ni siquiera treinta años después.



*la palabra correcta es tamarisco, pero el niño mayor la dice mal